La Unión Europea y Apple prosiguen su batalla en los tribunales de la UE. La disputa gira en torno a si la exención fiscal de 13.000 millones de dólares obtenida por Apple en Irlanda se ajusta o no a la legislación de la UE. El Abogado General de la UE, Giovanni Pitruzzella, ha pedido que se anule la sentencia favorable a Apple sobre las exenciones fiscales.
Silvia Caschera, 25 de enero de 2024
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El 9 de noviembre de 2023, el Abogado General de la UE, Giovanni Pitruzzella, sugirió al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) que anulara la sentencia sobre las exenciones fiscales concedidas por Irlanda a Apple y devolviera el asunto al Tribunal General para que se pronunciara de nuevo sobre el fondo. Aunque la conclusión del Abogado General no es vinculante, no augura nada bueno para Apple e Irlanda y otras multinacionales que pretenden sacar el máximo partido de la situación actual del impuesto de sociedades en la UE.
En julio de 2020, la sentencia del TJUE declaró vencedor a Apple en un caso que giraba en torno al trato fiscal preferente. La decisión se basó en dos resoluciones fiscales dictadas por Irlanda en 1991 y 2007. En 1991, Apple creó dos filiales irlandesas, Apple Sales International (ASI) y Apple Operations Europe (AOE). AOE registra todos los beneficios de Apple en Europa, Oriente Medio, África e India.
Las resoluciones fiscales irlandesas de 1991 y 2007 permitieron a las dos filiales de Apple pagar tipos impositivos anuales de entre el 0,005% y el 1%. Este tipo está muy por debajo del ya razonable tipo del impuesto de sociedades del 12,5% en otros países europeos. En 2016, la Comisión Europea consideró que las dos resoluciones equivalían a «ayudas estatales ilegales e incompatibles». La Comisión exigió al gigante tecnológico que compensara al gobierno irlandés por los impuestos evadidos por valor de 13.000 millones de euros más intereses.
En 2020, el TJUE anuló la decisión de la Comisión al considerar que no había demostrado la existencia de una ventaja fiscal basada en las dos resoluciones fiscales de Irlanda. La Comisión recurrió esta sentencia ante el TJUE.
Según las conclusiones de noviembre de 2023 del Abogado General, el Tribunal General cometió varios errores de Derecho al considerar que la Comisión no había probado suficientemente que las licencias de propiedad intelectual de las que eran titulares ASI y AOE y los beneficios correspondientes debían atribuirse a las sucursales irlandesas. Pitruzzella también consideró que el Tribunal General no juzgó correctamente la existencia y las consecuencias de determinados errores metodológicos que habrían anulado las resoluciones fiscales. En opinión del Abogado General, el Tribunal General debería reevaluar el asunto.
La sentencia forma parte de la batalla más amplia que la UE está librando contra la elusión fiscal y se remonta a 2013 y a la Comisaria de Competencia de la UE, Margarethe Vestager, que inició una investigación sobre acuerdos fiscales dudosos celebrados por varias empresas estadounidenses con Estados miembros de la UE. El consiguiente llamamiento a una mayor equidad fiscal fue el resultado de esta investigación, que se centró en las cuestionables estructuras creadas por multinacionales estadounidenses para eludir y minimizar la obligación tributaria sobre las ventas regionales europeas. Además, las multinacionales estadounidenses aparcan indefinidamente sus beneficios en paraísos fiscales acogiéndose a las disposiciones de aplazamiento del código tributario estadounidense.
Una victoria de Apple/Irlanda tendría ramificaciones en varios frentes. En primer lugar, en relación con el mercado único: la Comisión había declarado que el caso Apple/Irlanda era el primer paso para armonizar los grandes desequilibrios fiscales/tributarios entre los Estados miembros de la UE. El trato fiscal preferente de Irlanda a Apple, de hecho, planteó no sólo la cuestión de los bajos impuestos de sociedades como ayuda estatal ilegal, sino también la injusticia hacia otros Estados miembros de la UE que siguen perdiendo ingresos fiscales debido a las resoluciones fiscales preferentes de Irlanda.
En segundo lugar, con países y bloques avanzando hacia el proteccionismo, las tensiones transatlánticas señalan un creciente temor a la competencia no regulada y a la posibilidad de guerras comerciales. Los imperios digitales se han hecho tan poderosos que son actores geopolíticos de facto. La masa de capital aparcado de que disponen empresas como Apple repercute en muchos sectores cruciales, como el aeroespacial, la defensa y la automoción. Curiosamente, lo que también impulsa la armonización europea refleja la dolorosa conciencia de que Europa no tiene empresas que puedan competir con los gigantes estadounidenses de las grandes tecnologías.
Estados Unidos y las grandes tecnológicas seguirán dividiendo y conquistando el mercado de la UE enfrentando a unos Estados miembros contra otros, a menos que el TJUE repruebe las prácticas fiscales de Apple/Irlanda. La política actual abre una brecha entre los Estados miembros y tiene implicaciones políticas para la integración y la armonización de la UE.