Erdogan ha logrado prorrogar el acuerdo sobre los cereales hasta mediados de marzo de 2023. El presidente de Turquía ha aprovechado esta oportunidad única para mediar entre Rusia y Ucrania y está utilizando este hecho para mejorar sus bajos índices de aprobación en casa, al tiempo que impulsa su empañada imagen en el extranjero. ¿Ayudará la guerra en Ucrania a Erdogan a ganar las próximas elecciones generales de junio de 2023?
Meric Sentuna Kalaycioglu, 30 November 2022
2021 fue un año difícil y complejo para el presidente turco Erdogan en la escena internacional. Entre los problemas a los que tuvo que hacer frente se encontraban:
- La inclusión de Turquía en la lista «gris» del GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional).
- Tensiones renovadas con Grecia en el Mediterráneo oriental. Grecia contaba con el respaldo de Estados Unidos, Europa y otros actores regionales para sus intereses marítimos, incluidas sus reivindicaciones energéticas.
- La crisis de los embajadores, a raíz de que Erdogan pidiera la expulsión de diez embajadores, siete de ellos de aliados de la OTAN, por exigir la liberación del empresario prodemocrático y activista de la sociedad civil encarcelado Osman Kavala.
- Tensas relaciones con Rusia por la detención de los tártaros de Crimea
La célebre frase de Lord Palmerston sobre las relaciones internacionales y la diplomacia describe perfectamente las gestiones y actividades diplomáticas de Turquía desde el comienzo de la crisis ucraniana. «No hay enemigos permanentes ni amigos permanentes, sólo intereses permanentes». Turquía no carecía ni carece de «amigos».
Al principio de la crisis ucraniana, China, India, Israel, Turquía y Emiratos Árabes Unidos estaban ansiosos por asumir el papel de intermediarios, ya que todos ellos mantenían buenas relaciones tanto con Ucrania como con Rusia. Entre este grupo, los esfuerzos de mediación de Turquía se impusieron gracias a su arraigada historia geopolítica con ambos, así como a una frontera marítima compartida y a sus lazos económicos. Además, Turquía es miembro de la OTAN desde hace 70 años, lo que le confiere una posición única frente a otros candidatos. Turquía no estaba sujeta a las sanciones de la UE contra Rusia, que habrían limitado sus esfuerzos diplomáticos y cambiado la naturaleza de sus relaciones económicas y financieras con Moscú.
Ankara, consciente de su singularidad, se esforzó con entusiasmo por erigirse en el principal mediador. El día 15 de la invasión, el Foro Diplomático de Antalya, una conferencia anual sobre diplomacia internacional que se celebra desde 2021 en Antalya y en la que responsables políticos, diplomáticos y académicos, así como unos 3.000 participantes inscritos de 75 países, intercambian ideas sobre cuestiones globales en varias sesiones, fue testigo de las primeras negociaciones de paz de alto nivel, aunque no se llegó a ningún acuerdo. Al Foro le siguió otra ronda de reuniones en Estambul en la que no se produjo ningún avance importante en los principales asuntos.
El punto álgido de estas continuas mediaciones fue, sin duda, el Acuerdo de los Granos, conocido oficialmente como la Iniciativa de los Granos del Mar Negro. Este acuerdo entre Ucrania y Rusia fue negociado en Estambul en julio de 2022 por Turquía y la ONU y permite el paso seguro de grano y alimentos ucranianos, así como de fertilizantes rusos, por primera vez desde la invasión de Ucrania. Hasta el 17 de noviembre, según ha informado el Centro de Coordinación Conjunto establecido bajo los auspicios de la ONU en Estambul, un total de 471 buques de salida han exportado alrededor de 11,2 toneladas métricas de grano y otros productos alimenticios desde tres puertos ucranianos, ayudando a evitar la hambruna en los países en desarrollo que dependen del trigo importado de Ucrania. El acuerdo se ha prorrogado recientemente por cuatro meses, expirando a mediados de marzo de 2023.
Hay varias explicaciones de por qué Erdogan ha buscado activamente un diálogo entre Kiev y Moscú. Está claro que quiere la paz. Sin embargo, esta crisis no puede ser resuelta y la paz alcanzada por una sola persona. Todas las partes implicadas cosecharán los beneficios políticos y económicos de los esfuerzos de mediación del presidente Erdogan. El esfuerzo diplomático de Turquía sigue beneficiando no sólo a las partes beligerantes, sino también a Estados Unidos y a la UE.
En primer lugar, el compromiso de Turquía como parte imparcial permite que los canales de comunicación permanezcan indirectamente abiertos y a disposición de Occidente. En segundo lugar, aunque Turquía no era la primera opción de Rusia como mediador debido a su pertenencia a la OTAN y al suministro de drones armados a Ucrania, Moscú ve a Turquía como un centro de redirección para sus gasoductos bloqueados por las sanciones y un refugio para su comercio y su flujo de efectivo. Esto se debe al hecho de que Turquía no impuso ninguna sanción sustancial contra Rusia. En tercer lugar, aunque hay indicios de descontento ocasional expresado por Kiev respecto a las iniciativas diplomáticas de Ankara, en última instancia Turquía proporciona a Ucrania armas cruciales como los drones armamentísticos que desempeñaron un papel clave en la detención de los avances rusos en las primeras fases de la guerra. Por último, pero no por ello menos importante, los de Erdogan han salido ganando tanto a nivel internacional como nacional con su mediación.
Erdogan insiste apasionadamente en mantener su papel de mediador de paz para reconstruir su imagen ante la comunidad internacional, al tiempo que subraya la importancia de Turquía para la OTAN. Para Erdogan, la publicidad internacional que recibe desde hace meses ha servido de «remedio» a la percepción negativa de Turquía en Occidente, que comenzó a manifestarse especialmente tras las protestas del parque Gezi de 2013. Estas protestas antigubernamentales tenían como objetivo detener la destrucción del Parque Gezi de Estambul para dar paso a la construcción de una réplica del cuartel militar de Taksim, de la época otomana, y de un centro comercial. El desalojo forzoso de los manifestantes del parque y la dura respuesta de la policía contra los civiles desencadenaron una oleada de manifestaciones masivas sin precedentes en toda Turquía.
Las importantes turbulencias económicas que sufre Turquía desde 2021 se vieron exacerbadas por la guerra de Ucrania. A medida que se acercan las elecciones generales de junio de 2023, Erdogan está utilizando sus logros de mediación para desviar la atención de su leal pero ahora más pobre electorado de su grave situación económica y ganarse el apoyo de los votantes jóvenes que votan por primera vez. Se está posicionando como un Presidente de alto perfil y solucionador de problemas para lograr la victoria política en junio de 2023. Mientras tanto, Turquía sigue intentando arreglar su economía aumentando sus relaciones comerciales con Rusia, Ucrania y sus aliados occidentales.
La invasión rusa de Ucrania ha brindado a Turquía una oportunidad única de utilizar esta crisis para consolidar y mejorar su posición en la escena internacional, en su propio interés. Mientras Ankara siga aplicando cuidadosamente una estrategia diplomática táctica y estratégicamente equilibrada, Erdogan puede ganar tanto global como localmente. Una situación en la que todos salen ganando.