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La estrategia de Mario Draghi para impulsar la competitividad europea es tanto audaz como visionaria. Sin embargo, su éxito depende de superar importantes obstáculos regulatorios, financieros y políticos. La naturaleza ambiciosa del plan requiere niveles excepcionales de colaboración y dedicación por parte de todas las partes involucradas, lo que sugiere que podría convertirse en realidad o quedar como una mera ilusión.

En septiembre de 2024, Mario Draghi, ex presidente del Banco Central Europeo, presentó un informe integral titulado “El futuro de la competitividad europea”. Este documento clave, encargado por la Comisión Europea, expone una visión estratégica para fortalecer la competitividad de la industria europea en un panorama global cada vez más complejo. Los desafíos principales y las recomendaciones del informe giran en torno a cuatro puntos cruciales: la brecha de innovación dentro de la UE, la necesidad de equilibrar la descarbonización y la competitividad, el llamado a un aumento de las inversiones financieras y la promoción de la simplificación regulatoria.

El primer punto en el informe de Draghi destaca la necesidad de cerrar la brecha de innovación entre la UE y líderes globales como Estados Unidos y China. Aunque el énfasis en la innovación es fundamental, el desafío radica en la capacidad de la UE para traducir la investigación y el desarrollo en productos listos para el mercado. Históricamente, Europa ha tenido dificultades con esta transición, a menudo debido a mercados fragmentados y obstáculos regulatorios. Superar estas barreras requerirá no solo un aumento en la financiación, sino también un enfoque más integrado en las políticas de innovación entre los estados miembros.

En octubre de 2024, China impuso aranceles al brandy europeo, incluido el coñac francés, en respuesta a los aranceles de la UE sobre vehículos eléctricos chinos. Este movimiento amenaza la competitividad europea, particularmente para la industria del coñac francés, que depende en gran medida del mercado chino. Los nuevos aranceles podrían reducir la demanda, generando repercusiones económicas como la pérdida de empleos y una disminución de los ingresos para los productores. El informe de Draghi destaca la importancia de los mercados abiertos y las prácticas comerciales justas, pero el conflicto arancelario en curso podría llevar a un entorno comercial más proteccionista, limitando el acceso a mercados para los productos europeos. Para mitigar estos riesgos, la UE debe diversificar sus destinos de exportación y garantizar una financiación adecuada para la innovación y el crecimiento industrial, equilibrando la política comercial para apoyar tanto el crecimiento económico como la innovación.

En segundo lugar, el informe enfatiza la necesidad de alinear la descarbonización con la competitividad industrial, a pesar de la complejidad de este equilibrio. Las estrictas regulaciones ambientales de la UE pueden desventajar a las industrias europeas frente a competidores globales con estándares menos rigurosos. Para abordar este desafío, se necesitan soluciones políticas innovadoras que incentiven las tecnologías verdes mientras protegen a las industrias existentes de tensiones económicas. La descarbonización puede conducir a menores costos energéticos al reducir la dependencia de precios volátiles de combustibles fósiles, mejorando la seguridad energética y estabilizando los costos para las industrias. Este cambio impulsa la innovación, particularmente en tecnologías limpias, almacenamiento de energía y movilidad eléctrica, posicionando a Europa como líder global en tecnologías verdes.

El informe aboga por una agenda unificada de descarbonización entre los estados miembros, respaldada por políticas coherentes, incentivos para inversiones verdes y estrictas regulaciones de emisiones. La transición hacia una economía baja en carbono requiere inversiones significativas en infraestructura, tecnología y formación laboral, elementos esenciales para un crecimiento sostenible y para evitar los costos asociados al cambio climático. Draghi subraya que la descarbonización no debe comprometer la competitividad industrial, proponiendo medidas como ajustes en las fronteras de carbono y cooperación internacional en políticas climáticas. Tecnologías clave como el hidrógeno, la captura y almacenamiento de carbono (CCS) y la energía nuclear avanzada son fundamentales para lograr una descarbonización profunda.

Además, el informe de Draghi recomienda inversiones financieras sustanciales, comparables a un Plan Marshall moderno, proponiendo entre 750 y 800 mil millones de euros anuales, aproximadamente el 4,5% del PIB de la UE. Aunque esta medida podría impulsar un crecimiento significativo, asegurar dicha financiación en medio de prioridades presupuestarias en competencia e incertidumbres económicas es un desafío. El éxito de esta recomendación depende de movilizar eficazmente recursos tanto del sector público como privado. Precedentes históricos, como el Plan Marshall, muestran que la deuda pública puede catalizar la recuperación y el crecimiento económico. Invertir en innovación y competitividad industrial a través de la deuda pública podría estimular el crecimiento económico, aumentar la productividad y crear empleos de alta calidad, especialmente en un entorno de bajas tasas de interés.

Sin embargo, los altos niveles de deuda pública en algunos países de la UE requieren una consideración cuidadosa de la sostenibilidad de la deuda. La financiación coordinada de la deuda pública exige una significativa voluntad política y cooperación entre los estados miembros. El informe sugiere emitir instrumentos de deuda común de la UE para financiar proyectos conjuntos, distribuyendo la carga financiera de manera más equitativa y creando un mercado más profundo para los bonos de la UE. Aprovechar la inversión del sector privado a través de asociaciones público-privadas e instrumentos financieros innovadores también es crucial para complementar la inversión pública y mitigar los impactos fiscales.

Finalmente, simplificar las regulaciones y mejorar la coordinación de políticas son aspectos críticos para fomentar un entorno industrial más competitivo. Sin embargo, el complejo marco regulatorio de la UE, que a menudo varía significativamente entre los estados miembros, representa un obstáculo formidable. La racionalización de estas regulaciones requerirá una amplia cooperación y voluntad política, algo difícil de lograr en una unión de 27 países diversos.

El informe de Draghi, aunque ambicioso, plantea preguntas importantes sobre su viabilidad y los pasos prácticos necesarios para alcanzar sus objetivos, lo que ha generado un debate significativo entre los responsables políticos, economistas y líderes de la industria. El enfoque sectorial del informe es una fortaleza, ya que permite estrategias adaptadas a las necesidades únicas de diferentes industrias. Sin embargo, la efectividad de estas estrategias dependerá de su implementación y de la capacidad de adaptarse a las condiciones cambiantes del mercado global. Asegurar que estas estrategias sean flexibles y respondan a nuevos desafíos será crucial para su éxito.

Si bien el informe de Draghi ofrece una hoja de ruta completa y ambiciosa para mejorar la competitividad europea, su realismo depende de varios factores críticos. Su implementación efectiva requerirá superar desafíos regulatorios, financieros y políticos significativos. El informe establece un listón alto, y alcanzar sus objetivos demandará niveles de cooperación y compromiso sin precedentes de todas las partes interesadas.

Imagen: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (dcha.), y Mario Draghi posan para una foto en una rueda de prensa sobre el informe del futuro de la competitividad europea en Bruselas, Bélgica, el 9 de septiembre de 2024. Mario Draghi, ex primer ministro italiano y ex gobernador del Banco Central Europeo, publicó el lunes un esperado informe con sus recomendaciones sobre cómo mejorar la competitividad económica de la (UE). © IMAGO / Xinhua
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