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En 2018, un escándalo de proporciones épicas sacudió el panorama financiero europeo. Un sofisticado esquema de evasión fiscal expuso el lado oscuro de la industria bancaria, desviando miles de millones de euros de los países europeos y dejando a los contribuyentes con la carga. El impacto financiero del escándalo Cum-Ex continúa, con costos estimados que superan los 100 mil millones de euros para los contribuyentes europeos. A medida que se desarrolla el escándalo, también ha arrojado una sombra sobre la carrera política del Canciller de Alemania, Olaf Scholz, planteando preguntas sobre su credibilidad y su papel en este complejo asunto financiero.

Imagina un esquema en el que inversores astutos pudieran reclamar devoluciones de impuestos sobre los pagos de dividendos, no una vez, ni dos veces, sino múltiples veces por el mismo ingreso de dividendos. Podría sonar como un sueño financiero, pero para los involucrados en el escándalo Cum-Ex, fue una realidad audaz y atrevida.

En el corazón de este escándalo estaban los dividendos, los pagos periódicos que las empresas hacen a sus accionistas. Estos pagos están típicamente sujetos a un impuesto de retención, un mecanismo diseñado para garantizar una justa distribución de ingresos gubernamentales. Sin embargo, algunos accionistas elegibles pueden solicitar devoluciones de impuestos.

Entra en escena el esquema Cum-Ex («Cum-Ex» es latín para «con-sin»), un complot financiero que explotó ambigüedades legales y lagunas regulatorias en varios países europeos. El concepto central era engañosamente simple: comprar y vender acciones justo antes de la fecha de pago de dividendos, pasando esas acciones entre varias partes de manera que hiciera imposible para las autoridades fiscales determinar al propietario legítimo. Esta confusión orquestada permitía que múltiples entidades reclamaran devoluciones de impuestos sobre el mismo ingreso de dividendos, resultando en un torbellino financiero donde se reclamaban las mismas devoluciones múltiples veces.

La conspiración Cum-Ex desvelada

Las raíces del escándalo se remontan a fallos en la supervisión regulatoria. Por ejemplo, la Asociación de Bancos Alemanes advirtió al Ministerio de Finanzas de Alemania sobre los riesgos de los reembolsos múltiples de impuestos ya en 2007. Esas advertencias fueron ignoradas. Aunque el gobierno alemán revisó y actualizó sus leyes fiscales en 2007, 2009 y 2012 para cerrar algunas lagunas regulatorias, aún quedaron algunas que permitieron que el esquema Cum-Ex prosperara. De manera similar, Dinamarca enfrentó acusaciones de no actuar ante numerosas advertencias sobre empresas extranjeras que abusaban de las normas fiscales y falsificaban documentos para solicitar fraudulentamente devoluciones de impuestos sobre dividendos.

CORRECTIV, un consorcio sin fines de lucro de periodistas en Alemania, fue fundamental en la exposición del fraude Cum-Ex. A través de una extensa investigación y análisis de datos, revelaron las complejidades del esquema, documentando casos donde múltiples partes reclamaban devoluciones de impuestos sobre el mismo ingreso de dividendos. Su informe, conocido como los CumEx-Files, se publicó en 2018 y sacó el escándalo a la luz pública. Medios de comunicación en varios países recogieron estas revelaciones, desencadenando investigaciones por parte de las autoridades fiscales y organizaciones de aplicación de la ley en toda Europa.

El esquema Cum-Ex fue un asunto multifacético que involucró una compleja red de actores, cada uno con un rol específico en la orquestación del fraude. Los investigadores han identificado a más de 1800 sospechosos y han allanado más de una docena de bancos internacionales como parte del caso en curso. Los participantes clave incluían muchas de las instituciones financieras más prominentes del continente, como Deutsche Bank, Commerzbank, MM Warburg, Hypovereinsbank, JPMorgan, Merrill Lynch y Morgan Stanley. Estos bancos actuaron como arquitectos del esquema, diseñando transacciones intrincadas y proporcionando la infraestructura esencial para las reclamaciones fraudulentas de devolución de impuestos.

Junto a ellos estaba el gigante de la gestión de inversiones BlackRock y la firma de servicios profesionales y contables del “Big Four”, Ernst & Young (EY). Aunque BlackRock en sí mismo puede no haber participado en el esquema, se alegó que estuvo involucrado en transacciones que aprovecharon la estrategia Cum-Ex. Al mismo tiempo, el papel de EY incluyó la emisión de opiniones legales que aparentemente legitimaron las transacciones Cum-Ex, desempeñando un papel crucial en dar una apariencia de legalidad a las actividades fraudulentas.

Además, individuos, incluidos banqueros de inversión, comerciantes y consultores fiscales, desempeñaron roles integrales en la ejecución del plan, explotando ambigüedades legales y disparidades regulatorias en varios países europeos.

Juntos, esta diversa gama de actores capitalizó las lagunas legales para ejecutar uno de los fraudes financieros más significativos de la historia reciente. Aunque algunas personas y entidades han enfrentado consecuencias legales en los cinco años desde que se publicaron los CumEx-Files, el alcance completo de la responsabilidad de todas las partes involucradas continúa evolucionando a medida que avanzan las investigaciones y los procedimientos legales.

Las repercusiones del escándalo Cum-Ex y la implicación de Olaf Scholz

El impacto financiero del escándalo Cum-Ex es simplemente asombroso. El fraude ha trascendido las fronteras nacionales, afectando al menos a 11 Estados miembros de la UE y a Suiza. Cada país incurrió en diferentes grados de pérdidas, siendo Alemania, Francia, Italia, Dinamarca y Bélgica los más afectados. La dimensión internacional del escándalo también ha llevado a las autoridades estadounidenses a iniciar su propia investigación, reflejando el impacto global del fraude.

Diversas fuentes estiman que este escándalo ha costado a los contribuyentes de la UE más de 100 mil millones de euros. Alemania, que ha modificado sus leyes varias veces para prohibir tales prácticas, es el país más afectado, enfrentando pérdidas estimadas que van desde los 5 mil millones de euros hasta los 36 mil millones de euros. Este esquema ha sido descrito como la investigación de fraude más extensa de Alemania en la posguerra, subrayando la enormidad de las pérdidas.

En medio del escándalo, el Canciller de Alemania, Olaf Scholz, se encontró envuelto en una polémica batalla política y legal. Este incidente ha planteado preocupaciones sobre la credibilidad de Scholz, particularmente durante su mandato como alcalde de Hamburgo. La Unión, una coalición que comprende partidos conservadores, específicamente la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU), ha tomado medidas significativas para revelar el papel de Scholz en el asunto.

Los esfuerzos de la Unión por establecer un comité de investigación sobre el escándalo enfrentaron resistencia de las facciones del «semáforo» en el Bundestag (una coalición de gobierno del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), el Partido Democrático Libre (FDP) y Los Verdes), lo que llevó a la Unión a presentar una demanda ante el Tribunal Constitucional Federal.

En 2016, la oficina de impuestos de Hamburgo estaba considerando reclamar 47 millones de euros en devoluciones de impuestos del Warburg Bank y, mientras era alcalde de Hamburgo, las autoridades de la ciudad cambiaron su postura y abandonaron la reclamación durante el tiempo en que Scholz era alcalde de Hamburgo. Scholz ahora afirma no recordar ninguna reunión sobre este tema. La decisión de llevar el caso al Tribunal Federal subraya la afirmación de la Unión de que los lapsos de memoria de Scholz carecen de credibilidad en cuanto a sus interacciones con figuras clave en el escándalo, incluido Christian Olearius, el expropietario de Warburg Bank. Olearius ahora enfrenta hasta 10 años de prisión.

El impacto del escándalo Cum-Ex ha repercutido no solo en términos legales, sino también en la configuración de las regulaciones financieras y la cooperación internacional. Los gobiernos y los organismos reguladores de la UE han implementado reformas para cerrar las lagunas que permitieron que Cum-Ex prosperara. Las revelaciones de Cum-Ex han llevado a una reevaluación de las leyes fiscales y la necesidad de armonización en los países europeos para prevenir esquemas similares en el futuro. Además, el impacto de Cum-Ex en la confianza pública en la industria financiera no puede subestimarse, ya que expuso vulnerabilidades importantes en el sistema financiero. Como resultado, muchas instituciones financieras europeas enfrentaron daños reputacionales, lo que llevó a un aumento de la supervisión y el escrutinio regulatorio.

A medida que las investigaciones y los procedimientos legales continúan desarrollándose, el papel de Scholz en el escándalo Cum-Ex sigue siendo un enfoque central de un escándalo político multifacético y en evolución que puede tener consecuencias políticas de gran alcance para el SPD y el Canciller Scholz.

El escándalo Cum-Ex destaca la necesidad urgente de transparencia, responsabilidad y reforma dentro de la industria financiera y la cooperación internacional para proteger a los contribuyentes y restaurar la confianza pública en el sistema financiero global.

Imagen: Día de las elecciones federales 2021 Alemania, Hamburgo, después de las elecciones de 2021, cartel del Partido Socialdemócrata SPD con el candidato a canciller Olaf Scholz. © IMAGO / Joerg Boethling
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