A finales de la primavera de 2021 se reveló que las autoridades danesas habían ayudado a Estados Unidos a espiar a sus aliados europeos. Sin embargo, las respuestas de los políticos europeos podrían ser incluso más sorprendentes que las propias revelaciones.
Escritor: Gustav Fauskanger Pedersen 19.7.2021
A finales de marzo de 2021, saltó la noticia de que las autoridades de vigilancia danesas habían ayudado a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos a espiar a aliados de la OTAN, como Noruega, Suecia, Alemania y Francia. Entre los objetivos individuales de estas medidas de vigilancia se encontraban la canciller Angela Merkel y el presidente alemán Franz-Walter Steinmeier. Esta revelación fue recibida con indignación por los líderes europeos, de entre los cuales, el presidente francés Emmanuel Macron declaró que tal actividad era inaceptable entre aliados, y el ministro francés de Europa Clément Beaune afirmó que el asunto era extremadamente grave.
Al igual que su homóloga francesa, la primera ministra noruega, Erna Solberg, declaró que era inaceptable que aliados cercanos vieran la necesidad de espiarse mutuamente, y añadió que el gobierno noruego había solicitado a las autoridades danesas que revelaran todos los detalles sobre el asunto. El parlamentario sueco Jens Holm declaró que el incidente era extremadamente escandaloso y sorprendente. En respuesta, la ministra danesa de Defensa, Trine Bramsen, declaró que el gobierno no tenía intención de seguir hablando sobre «especulaciones» en relación con los servicios de inteligencia del país. Bramsen también añadió que las autoridades danesas estaban de acuerdo en que la vigilancia sistemática de los aliados era inaceptable.
La historia del espionaje de Dinamarca y Estados Unidos a sus aliados europeos fue reportada inicialmente por la emisora pública danesa Radio de Dinamarca (DR). DR informó de que el programa de espionaje consistía en la vigilancia selectiva y sistemática de los políticos más importantes de los países mencionados. Según DR, el sistema utilizado para llevar a cabo esta vigilancia era la «joya de la corona» del Servicio de Inteligencia de Defensa danés (FE). Al parecer, el sistema de vigilancia permitía que las conversaciones de voz y de texto fueran recogidas por el FE para ser evaluadas. El sistema fue concebido originalmente para prevenir el terrorismo y para reunir información de inteligencia en y sobre China y Rusia. Según una de las fuentes de DR, este sistema de vigilancia era una parte central de la relación entre Estados Unidos y Dinamarca.
La Primera Ministra danesa, Mette Frederiksen, dijo en respuesta a la controversia que no creía que hubiera supuesto ningún daño a las relaciones de Dinamarca con sus aliados europeos, y añadió que Dinamarca mantenía un diálogo permanente con sus aliados de la OTAN y de fuera de la OTAN, incluso en materia de inteligencia. Después de las duras e indignadas declaraciones de sus homólogos europeos, quizá resulte sorprendente que Frederiksen mantuviera una conducta tranquila y aseguradora. Sin embargo, al considerar el contexto más amplio de la vigilancia interestatal, incluso entre aliados, la actitud de Frederiksen resulta más comprensible.
En 2013, el ex consultor de inteligencia informática Edward Snowden filtró información sobre los hábitos de vigilancia de la NSA, demostrando lo que en ese momento era en gran medida una teoría de la conspiración, ya que las autoridades estatales llevaban a cabo operaciones de vigilancia a gran escala. Las revelaciones de Snowden en 2013 fueron sorprendentemente similares a las que causaron tanta indignación en 2021, por eso, la idea de que estas revelaciones eran «sorprendentes» puede resultar poco convincente.
Cabe suponer, pues, que la indignación expresada por Emmanuel Macron y otros políticos europeos estuvo motivada por otros factores distintos a las revelaciones de espionaje. En febrero de 2020, el Centro de Investigación Pew publicó un informe en el que se afirmaba que la imagen pública de la OTAN había experimentado un fuerte descenso tanto en Francia como en Alemania tras las declaraciones del expresidente estadounidense Trump y de Emmanuel Macron en las que se cuestionaba el valor de la alianza.
Macron ha expresado en repetidas ocasiones su deseo de una autonomía europea en materia de defensa. Antes de las cumbres del G7 y de la OTAN de 2021, declaró que su principal preocupación en estas cumbres sería defender la autonomía europea. Macron también ha subrayado que la autonomía europea en materia de defensa podría coexistir con la pertenencia a la OTAN, aunque esto podría distanciar a Europa de la OTAN. Con Macron luchando por conseguir una ventaja convincente en las encuestas de cara a las elecciones del año que viene, fingir indignación por la percepción de una brecha de confianza en la OTAN podría ser simplemente una táctica para ganarse a los votantes.
Mientras tanto, a pesar de ser parte central de esta controversia, Merkel no ha sido muy franca al respecto y más bien ha expresado su voluntad de fortalecer la alianza de la OTAN. Sería interesante saber si el espionaje estadounidense apoyado por Dinamarca para con sus aliados de la OTAN será un tema de discusión durante la visita oficial de Merkel con Biden a mediados de julio.
El hecho es que espiar a los aliados no es ni novedoso ni sorprendente. Por lo tanto, cabe suponer que en este asunto la política nacional parece haber sido más importante que las propias revelaciones del espionaje entre aliados.