La retirada involuntaria de las tropas estadounidenses de Níger deja un vacío geopolítico. ¿Podría Rusia convertirse en el nuevo cómplice de Níger?
Michael Asiedu
18 de septiembre de 2024
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Estados Unidos tiene presencia militar en 11 países africanos a través de su iniciativa Comando África (AFRICOM). Sólo en Níger, cuenta con dos bases militares, la Base Aérea 101 y la Base Aérea 201. Esta última utiliza drones para vigilar las operaciones de las filiales del Estado Islámico y Al Qaeda y recolectar información. Estas bases permiten a Estados Unidos llevar a cabo actividades antiterroristas, principalmente en la Cuenca del Chad, que incluye Camerún, Chad y Nigeria, pero también en toda la subregión de África Occidental. A pesar de la importancia estratégica de esta ubicación, en un acuerdo alcanzado con el Consejo Militar de Níger en marzo de 2024, Estados Unidos completó la retirada de su presencia militar, con un total de casi 1000 efectivos, de Níger el 15 de septiembre de 2024.
La retirada anunciada no es voluntaria por parte de Washington, sino provocada por la capital de Níger, Niamey. Con la esperanza de que el régimen revocara su decisión, Washington se había comprometido con la junta militar de Níger, el Consejo Nacional para la Salvaguarda de la Patria (CNSP) bajo el liderazgo del general Abdourahamane Tchiani. Sin embargo, Niamey se mantuvo firme y ofreció una justificación para derogar el pacto de seguridad.
El portavoz del Consejo Militar de Níger, el coronel mayor Amadou Abdramane, indicó que el Acuerdo Militar de 2012 entre los dos países era un acuerdo impuesto a Níger, afirmando que Niamey estaba, por tanto, haciendo valer su derecho “soberano”, especialmente a la hora de decidir sus socios, así como poniendo en jaque la “actitud condescendiente” de Washington. Aunque estos argumentos pueden ser válidos, también son una cómoda excusa para que el Consejo Militar eluda las principales exigencias de Washington: El retorno de Níger a un gobierno civil y democrático y la liberación del derrocado presidente Mohamed Bazoum, que permanece detenido tras ser depuesto durante el golpe de Estado del Consejo Militar en julio de 2023.
Otra preocupación que había planteado la administración Biden giraba en torno al tipo de socios con los que Niamey pretendía alinearse, a saber, Rusia, así como Irán, interesado en los grandes yacimientos de uranio del país. El coronel Abdramane respondió expresando el “pesar de Niamey por el hecho de que Washington niegue a su pueblo el derecho a elegir a sus socios y los tipos de asociación capaces de ayudarle a luchar realmente contra los terroristas”.
El compromiso con Moscú ya ha comenzado. Militares rusos llegaron a Níger en abril de 2024 para entrenar a las fuerzas nigerinas. Según la televisión estatal nigerina, ya están en marcha planes para llevar más equipamiento militar y construir un sistema de defensa antiaérea en Níger. Mientras tanto, el Pentágono confirmó que Estados Unidos ha comenzado a retirar material y personal militar antes de la fecha límite de septiembre. El general de división de las Fuerzas Aéreas estadounidenses Kenneth Ekman indicó que pequeños equipos de entre 10 y 20 soldados estadounidenses, incluidas fuerzas de operaciones especiales, se habían trasladado a otros países de África Occidental.
El golpe de 2023 en Níger se vio alimentado por un fuerte sentimiento antioccidental que ya había provocado la ruptura de lazos con las tropas francesas y de la Unión Europea. Miles de nigerianos también habían participado en protestas a gran escala en las que se exhortaba a los militares estadounidenses a marcharse, por lo que, con el derrocamiento del aliado preferido de Estados Unidos, el presidente Mohammed Bazoum, se convirtió en una cuestión de “cuándo” y no de “si”.
¿Cómo influirá esto en las futuras relaciones entre Níger y Estados Unidos? Ambos países afirman que la retirada de las tropas estadounidenses no afectará a la continuación de las relaciones, especialmente en materia de desarrollo económico. Sin embargo, Washington ya ha suspendido la ayuda al desarrollo por valor de más de 260 millones de dólares al año, con la condición de que se reanude si Níger emprende el camino hacia un gobierno civil.
Situando la derogación de este acuerdo militar en una perspectiva más amplia de las relaciones entre África y Estados Unidos, la administración Biden parece haber recibido un golpe de realidad en su Estrategia para África 2022, lanzada por el Secretario de Estado estadounidense Anthony Blinken en Pretoria (Sudáfrica). En aquel entonces, el Secretario Blinken admitió que “con demasiada frecuencia se ha tratado a los países de África como socios menores o peor, en lugar de socios iguales”. Afirmó que el continente africano dejaría de estar al final de la cola porque la política estadounidense “inadvertidamente trata al África subsahariana como un mundo aparte”. El Secretario Blinken indicó, en particular, que Estados Unidos no pretendía limitar las asociaciones africanas con otros países, afirmando: “No queremos obligarlos a elegir. Queremos darles opciones”. En la actualidad, Estados Unidos no ha cumplido su promesa.
Esta brecha entre retórica y realidad a provocado que Estados Unidos pierda terreno en Níger, ya que sus rivales geopolíticos siguen persiguiendo el continente en busca de minerales estratégicos, comercio, asociaciones políticas, así como apoyo militar directo, entrenamiento y bases. Por otro lado, países africanos como Níger han tomado la palabra a Estados Unidos y han hecho elecciones audaces al elegir nuevos aliados entre las opciones que tenían a su disposición: Rusia y China, por nombrar sólo dos.
Si la administración Biden-Harris busca realmente lo que ahora denomina “asociaciones del siglo XXI” basadas en una relación entre iguales, debe estar dispuesta a aceptar la visión africana de lo que deberían ser esas asociaciones, teniendo en cuenta que China y Rusia también compiten por el poder y la influencia en el continente africano. En particular, Estados Unidos debería revisar su intención descrita dentro de la Estrategia para África 2022 y ofrecer asociaciones significativas basadas en un compromiso tangible. Si decide no seguir ese camino, seguirá viendo cómo disminuyen los valores e intereses estadounidenses en un continente cada vez más estratégico.