Rusia ha llamado a los demás Estados del Ártico a desarrollar la cooperación para el uso pacífico conjunto de los recursos del Ártico. El Consejo Ártico, un foro intergubernamental creado para el desarrollo de la región circumpolar, ha sido «congelado» por Estados Unidos y sus aliados occidentales debido a Ucrania. ¿Será el Ártico el próximo foco de conflicto entre Occidente y Rusia?
Ildar Gibadiukov
12 de septiembre 2024
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La región ártica de Rusia abarca un vasto territorio de alrededor de 5 millones de kilómetros cuadrados, hogar de más de 2.5 millones de personas, lo que representa aproximadamente el 40% de la población de todo el Ártico. Por ello, el desarrollo seguro y eficiente del Ártico es una de las prioridades nacionales clave de Rusia.
Rusia otorga gran importancia al desarrollo de sus territorios árticos. Basta decir que, en la política exterior actual de Rusia, el Ártico ocupa el segundo lugar entre las áreas regionales prioritarias, después del “extranjero cercano” (países amigos de la ex Unión Soviética).
Moscú ha solicitado a todos los demás Estados árticos —Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Suecia y Estados Unidos— que cooperen en el uso pacífico conjunto de esta tierra difícil, que quizás posee las mayores reservas mundiales de petróleo, gas, minerales y otros recursos naturales.
El Consejo Ártico promueve la cooperación en la protección ambiental y el desarrollo sostenible en las regiones circumpolares, pero su trabajo ha sido «congelado» en los últimos años. Estados Unidos y otros países occidentales afirman que las acciones de Rusia en Ucrania obstaculizan la coordinación y cooperación entre los miembros del Consejo.
Sin embargo, no es el caso: durante la reciente presidencia rusa del Consejo Ártico (de mayo de 2021 a mayo de 2023), fueron Estados Unidos y el Reino Unido, junto con otros países hostiles a Rusia, los que paralizaron las actividades del Consejo. Todos los proyectos e iniciativas propuestos por la presidencia rusa fueron bloqueados, y, al igual que con la imposición de sanciones contra Rusia, esto se hizo de manera ilegal.
Al mismo tiempo, estos países guardan silencio sobre el hecho de que llevan mucho tiempo reclamando la costa ártica, construyendo infraestructura adecuada para vivir en condiciones naturales difíciles. Esto parece una preparación para su participación a largo plazo en esta región clave.
Cuando la presidencia del Consejo Ártico pasó a Noruega en 2023 (hasta 2025), las actividades de Rusia fueron desbloqueadas formalmente, pero poco ha cambiado. Ahora, los esfuerzos de los Estados miembros del Consejo hostiles a Moscú se centran en lograr restricciones máximas sobre las actividades militares rusas en el Ártico.
Sin embargo, es importante que Rusia tenga presencia militar en su región ártica para proteger la estratégica Ruta Marítima del Norte de ataques terroristas, como el sabotaje del gasoducto Nord Stream. La Ruta Marítima del Norte se encuentra en aguas árticas, dentro de la zona económica exclusiva (ZEE) de Rusia.
Los países occidentales no solo consideran a Rusia como su competidor en esta región, sino también a China, que ha declarado su interés en el Ártico. Pekín busca cooperar y desarrollar actividades en el Ártico, mientras Rusia ya está utilizando activamente sus oportunidades en la región. Este hecho no agrada a los demás países árticos, que cuestionan los derechos soberanos de Rusia en su parte del Ártico.
Expertos rusos y otros observadores señalan que la ideología de confrontación occidental con Moscú impide que incluso los líderes occidentales con mentalidad pragmática tomen medidas concretas o, al menos, creen una base para el diálogo sobre el Ártico.
En cambio, se sugiere que Rusia muestre «buena voluntad» y limite sus actividades de desarrollo en el Ártico, hasta que los países árticos estén listos para iniciar sus propias actividades de desarrollo. Esto niega la soberanía de Rusia en su parte del Ártico e indica que estos Estados están dispuestos a oponerse a la extracción de recursos de Rusia en su territorio ártico y a su desarrollo de la Ruta Marítima del Norte cerca de su frontera.
Según otro documento estratégico, el Decreto del Presidente de Rusia “Sobre los Fundamentos de la Política Estatal de la Federación Rusa en el Ártico para el Período hasta 2035”, los objetivos de Rusia en el Ártico incluyen: mejorar la calidad de vida de la población de la zona ártica (incluidos casi 40 pueblos indígenas del norte); la protección ambiental en el Ártico; la cooperación mutuamente beneficiosa; y la resolución pacífica de todas las disputas en el Ártico sobre la base del derecho internacional.
Moscú llama al desarrollo pacífico del Ártico por parte de todos los países de la región. Enfatiza incansablemente la importancia del desarrollo conjunto de la Ruta Marítima del Norte como una arteria de transporte competitiva, con la posibilidad de su uso internacional para el transporte entre Europa y Asia. Sin embargo, con la reciente adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN, Rusia se ha convertido en la única potencia ártica que no es miembro de esta alianza militar, cuya existencia se justifica en gran medida por la necesidad de “contener al Kremlin”.
Por ello, el próximo punto de confrontación o «punto de conflicto» entre Rusia y Occidente podría ser el Ártico. Pero Rusia definitivamente no quiere confrontación, sino cooperación, y hace un llamado a todas las fuerzas sensatas para desarrollar conjuntamente el Ártico para las generaciones presentes y futuras.
Para lograr esto, es necesario reconocer el papel de Rusia en el Ártico y cooperar con ella, lo que puede beneficiar a todos. ¡Es hora de darse cuenta de que no puede haber un Ártico sin Rusia!