Nunca ha habido una brecha generacional más amplia que entre los baby boomers de la posguerra y la Generación Z, y Gaza es lo que los está dividiendo. Universitarios de todo el mundo se están movilizando contra lo que consideran una grave injusticia y una violación de los derechos humanos: una campaña militar dirigida contra civiles indefensos. La Generación Z denuncia la hipocresía de Occidente.
Alexandra Dubsky
24 de junio de 2024
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A menudo se critica a la Generación Z por priorizar un balance entre la vida laboral y familiar. Gaza y la injusticia contra los palestinos han dado a esta generación su razón de ser y una causa por la que merece la pena luchar 24 horas al día, 7 días a la semana.
Las protestas estudiantiles siguen ejerciendo presión sobre los gobiernos y las instituciones que apoyan a Israel. Aunque las protestas no han alcanzado la magnitud de las grandes protestas estudiantiles de finales de la década de 1960 contra la guerra de Vietnam o de la década de 1980 contra el régimen de apartheid sudafricano, son por mucho el mayor movimiento estudiantil del siglo XXI, sin un final a la vista.
A pesar de que los manifestantes estudiantiles han sido golpeados, detenidos, arrastrados, maltratados, atacados por grupos sionistas y difamados como antisemitas, las protestas han continuado. El movimiento se ha extendido desde las universidades estadounidenses a través del Atlántico y el Pacífico hasta los campus de toda Europa Occidental, Asia, América Latina, Oriente Medio, África y Australia.
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Mohammed Abubakr
Sin embargo, muchas élites occidentales no están de acuerdo con los manifestantes, que fueron de los primeros en denunciar la hipocresía y la parcialidad de los medios de comunicación occidentales. La generación Z creció en las redes sociales y está bien equipada para detectar las “fake news” y la propaganda. Las élites occidentales ya no pueden dictar lo que se ve y se oye controlando la narrativa. Gaza es el primer genocidio que ocurre en tiempo real en la televisión y las redes sociales.
Desde las protestas iniciales del año pasado en Estados Unidos, los estudiantes y profesores universitarios han exigido a sus instituciones educativas que rompan los vínculos con las empresas que apoyan a Israel. En mayo se levantaron campamentos de protesta en más de 80 campus universitarios de Estados Unidos.
La agitación y la violencia se extendieron en algunos de estos lugares después de que la policía hiciera redadas en los campamentos para desalojar a los manifestantes. Sólo en UCLA se detuvo a un centenar de manifestantes, tras varias detenciones más en otros campus estadounidenses. La organización estudiantil socialista Solidarity, de la Universidad Atlántica de Florida, ha organizado incluso una protesta en apoyo de otras protestas en campus universitarios y contra la brutalidad policial a la que se enfrentan algunos de ellos.
Harvard ocupó titulares negativos cuando prohibió a 13 estudiantes manifestantes pro-palestinos graduarse en mayo de 2024, la administración se sobrepuso sobre su propio profesorado y facultad. Además, la universidad suspendió a cinco estudiantes y sancionó a más 20 por su participación en una acampada que tuvo lugar en el campus universitario a favor de Palestina, la cual finalizó a principios de mayo. El grupo incluía a los 13 estudiantes de último curso a los que no se permitió graduarse.
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El 30 de abril, manifestantes procedentes del exterior del campus atacaron violentamente el campamento pro-palestino de la UCLA. La policía no intervino hasta horas después de que comenzara el enfrentamiento.
Los profesores que se solidarizan con los estudiantes manifestantes son tratados con la misma brutalidad indiscriminada que los propios estudiantes. El 1 de mayo, Annelise Orleck, ex catedrática del departamento de estudios judíos del Dartmouth College, fue arrojada al suelo, esposada y, al parecer, detenida durante un enfrentamiento con la policía antidisturbios estatal en el lugar donde se encontraba una acampada pro-palestina del campus. Ese día fueron detenidos 90 estudiantes.
Su maltrato fue filmado y publicado, provocando un revuelo mundial. Orleck publicó más tarde en X (antes Twitter): “Esos policías fueron brutales conmigo… Prometo que no hice absolutamente nada malo. Estaba junto a una fila de profesoras de entre 60 y 80 años intentando proteger a nuestros estudiantes. Ahora me han prohibido la entrada al campus donde he enseñado durante 34 años”. Añadiendo que la policía “intentó hacerme daño. Me hicieron daño. Y parecían disfrutarlo”.
El famoso cómico neoyorquino Jerry Seinfeld, de 70 años, en el pasado, ícono del liberalismo y la sofisticación de la Costa Este, fue abucheado en mayo por manifestantes pro-palestinos mientras pronunciaba el discurso de la ceremonia de graduación de este año en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte. Su introducción por parte del presidente de la universidad, Vincent Prince, se vio ensombrecida por cánticos que decían: “Palestina, libre, libre”. En febrero, otro grupo de manifestantes pro-palestinos se concentraron afuera de un evento del comediante en Nueva York, tildando a Seinfeld de “partidario del genocidio”.
Europa ha seguido el ejemplo. Los manifestantes estudiantiles europeos también exigen a sus universidades que hagan públicas sus inversiones en Israel y se desliguen de aquellas empresas que apoyan al Estado judío en su campaña militar en Gaza. Esto incluye la investigación en tecnología militar de doble uso.
La brutalidad policial en Holanda fue especialmente atroz. En mayo, la policía detuvo a unos 125 estudiantes en la Universidad de Ámsterdam. En Berlín, la policía alemana desalojó una acampada similar en la Universidad Libre, con cientos de manifestantes pro-palestinos.
En el Reino Unido se han levantado campamentos similares en Oxford y Cambridge, y se han celebrado manifestaciones en Bristol, Leeds y Manchester. En mayo, estudiantes de la selecta universidad francesa Sciences Po ocuparon un edificio del campus. La policía local se llevó a muchos de ellos.
En Viena (Austria), los estudiantes universitarios también protestaron en mayo en solidaridad con los palestinos. Las tiendas de campaña improvisadas en el Campus Altes AKH de la Universidad de Viena fueron desalojadas al cabo de tres días. Los manifestantes fueron detenidos.
Una manifestante vienesa, una mujer adulta de unos 40 años, habló con iGlobenews bajo condición de anonimato. Era de nacionalidad Bosnia y vivió los horrores de la limpieza étnica y el genocidio en la década de 1990. En Srebrenica, en 1995, más de 8.000 bosnios musulmanes fueron asesinados sistemáticamente por el ejército serbobosnio de la República Srpska. “Estos chicos [manifestantes] son muy valientes, pero el nivel de lavado de cerebro y propaganda que difunden los principales medios de comunicación es espantoso”, afirmó. Durante la entrevista, un manifestante le preguntó qué pensaba de los judíos y por qué era antisemita. “No podía creer lo que oía”, dijo, “¿qué tiene que ver esto con lo algo de lo que sucede aquí?”.
El consejo del Trinity College de Cambridge, el colegio universitario más rico de la Universidad de Cambridge ha votado a favor de desinvertir en todas las empresas armamentísticas, según informa el sitio web de noticias británico Middle East Eye (MEE). En febrero de 2024, MEE informó que la institución tenía 78.089 dólares invertidos en la mayor empresa armamentística de Israel, Elbit Systems, que produce el 85% de los drones y equipos terrestres utilizados por el ejército israelí. La agencia de noticias también informó que la universidad tenía millones de dólares invertidos en otras empresas que arman, apoyan y se benefician de la guerra de Israel contra Gaza.
En respuesta al informe del MEE, el Centro Internacional de Justicia para los Palestinos (CIJP), grupo de defensa de los derechos con sede en el Reino Unido, envió en febrero un aviso legal al Trinity College advirtiéndole de que sus inversiones “podrían convertirlo en cómplice potencial de los crímenes de guerra israelíes”.
La democracia necesita a la Generación Z. Su mensaje es claro: la libertad de expresión no sólo se aplica a las causas con las que se está de acuerdo, el derecho internacional no es una herramienta para ser utilizada discriminatoriamente y un Holocausto no justifica otro. Lo que les está ocurriendo a los palestinos de Gaza es una injusticia que esta generación no olvidará y aquellos que son cómplices de esta injusticia tampoco serán olvidados.