En los últimos años, el cambio climático se ha convertido en una amenaza creciente para las naciones insulares de baja altitud de todo el mundo. La subida del nivel del mar, la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos y otros efectos del cambio climático suponen riesgos importantes para la supervivencia física y cultural de estas naciones. Sin embargo, las tecnologías modernas desempeñan un papel cada vez más importante a la hora de ayudar a estas naciones a adaptarse a los retos del cambio climático.
Murat Gibadyukov
17 de abril de 2023
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En la imensa extensión de los océanos, los países y territorios más pequeños del mundo están sufriendo las consecuencias del cambio climático, ya que la subida del nivel del mar amenaza su propia existencia. Estas naciones insulares, hogar de millones de personas y de una rica biodiversidad, se enfrentan a una crisis existencial mientras lidian con las consecuencias del calentamiento global. Según estudios recientes, más de 20 naciones insulares de baja altitud corren el riesgo de desaparecer en este siglo debido a la subida del nivel del mar provocada por el deshielo de los glaciares y los casquetes polares. Esto significa que culturas y modos de vida enteros podrían perderse para siempre, así como economías, recursos naturales y ecosistemas enteros.
La difícil situación de las naciones insulares que se hunden es un problema mundial que requiere medidas urgentes por parte de toda la comunidad internacional. El Acuerdo de París, adoptado por casi todos los países del mundo en 2015, pretende limitar el calentamiento global a menos de 2˚C por encima de los niveles preindustriales, pero las tendencias actuales sugieren que es poco probable que se alcance este objetivo. Además, muchas naciones insulares carecen de recursos para mitigar los efectos del cambio climático, como construir diques, reubicar poblaciones o desarrollar fuentes de energía alternativas.
Entre los países que se enfrentan a las peores consecuencias están Kiribati, las Islas Marshall, las Maldivas y Tuvalu, donde la subida del nivel del mar ya está provocando inundaciones, intrusión de agua salada y erosión. La situación no se limita a las pequeñas naciones insulares, ya que incluso grandes ciudades costeras como Nueva York, Miami y Tokio se enfrentan a la amenaza de inundaciones en las próximas décadas. Sin embargo, las naciones insulares son especialmente vulnerables debido a su pequeño tamaño, sus limitados recursos y su aislamiento del resto del mundo.
La subida del nivel del mar supone una grave amenaza para las naciones insulares de baja altitud de todo el mundo, poniendo en peligro sus poblaciones, culturas y economías. A medida que el nivel del mar sigue subiendo debido al cambio climático, estos países recurren cada vez más a las tecnologías modernas para adaptarse y prepararse para el futuro.
Una de las funciones clave de las tecnologías modernas para ayudar a las naciones insulares a adaptarse a la subida del nivel del mar es el desarrollo de infraestructuras resistentes al clima. Esto incluye la construcción de diques y otras medidas de protección costera, así como la elevación de carreteras y edificios para protegerlos de inundaciones y fenómenos meteorológicos extremos. Maldivas, un país formado por 26 atolones en el océano Índico, ha puesto en marcha una serie de medidas de adaptación al clima, como la construcción de un dique alrededor de la capital, Malé, la instalación de paneles solares en los tejados y el desarrollo de sistemas de recogida de agua de lluvia.
Las tecnologías de teledetección, como las imágenes por satélite y la fotografía aérea, son una herramienta importante para controlar los datos sobre los cambios en el uso del suelo, la cubierta vegetal y la subida del nivel del mar. Los Sistemas de Información Geográfica (SIG) pueden ayudar a analizar y visualizar estos datos y a respaldar la toma de decisiones en ámbitos como la planificación del uso del suelo, la gestión de catástrofes y el desarrollo de infraestructuras. El Foro de Perspectivas Climáticas de las Islas del Pacífico (PICOF), por ejemplo, utiliza imágenes de satélite y otras herramientas de teledetección para vigilar las condiciones climáticas en toda la región, lo que ayuda a emitir alertas tempranas de peligros relacionados con el clima.
La agricultura es una fuente clave de sustento para muchas naciones insulares de baja altitud, pero es vulnerable a los impactos del cambio climático. Las técnicas de agricultura climáticamente inteligente, como el uso de cultivos resistentes a la sequía, las prácticas de conservación del suelo y la mejora de los sistemas de riego, pueden aumentar la resistencia y la productividad frente a la variabilidad climática. Estas tecnologías se han utilizado en el programa de Adaptación del Pacífico al Cambio Climático (PACC), que apoya el desarrollo de la agricultura climáticamente inteligente en la región del Pacífico, incluido el uso de técnicas agroforestales, de compostaje y de recogida de agua de lluvia.
Por último, muchas naciones insulares de baja altitud se enfrentan al reto de unos recursos limitados de agua dulce, amenazados por la intrusión de agua salada, la sequía y la contaminación. Tecnologías como la desalinización, la recogida de agua de lluvia y los sistemas de filtración de agua pueden ayudar a proporcionar una fuente fiable y sostenible de agua potable. El gobierno de Tuvalu ha instalado sistemas de recogida de agua de lluvia en escuelas y edificios públicos para reducir la dependencia de las aguas subterráneas y cuenta con una planta desalinizadora de agua de mar para suministrar agua potable adicional. Sin embargo, Tuvalu también ha recurrido a nuevas formas de preservar la cultura de esta nación insular que se hunde.
En noviembre de 2022, el ministro de Asuntos Exteriores de Tuvalu anunció el plan de convertirse en la primera nación digital del metaverso: un reino en línea que utiliza la realidad aumentada y virtual para permitir a los usuarios interactuar de forma revolucionaria. El metaverso podría ofrecer algunas ventajas a las naciones insulares en declive. El turismo virtual, las reuniones y conferencias pueden proporcionar fuentes alternativas de ingresos y reducir la necesidad de viajar. Las simulaciones climáticas, la planificación y la educación y formación virtuales también podrían ser herramientas útiles para desarrollar una sociedad sostenible. Sin embargo, aunque las tecnologías modernas pueden apoyar los esfuerzos de adaptación al clima, no son un sustituto de la urgente necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar los impactos del cambio climático.
Las naciones insulares que se hunden y la comunidad internacional deben colaborar para desarrollar soluciones integrales y eficaces a los retos del cambio climático. Una solución integral requiere enfoques tanto virtuales como reales y un compromiso mundial para hacer frente al cambio climático. Mediante una combinación de tecnologías modernas, soluciones políticas y cooperación internacional, las culturas y ecosistemas únicos de las naciones insulares que se hunden pueden protegerse para las generaciones futuras.