Skip to main content

Mientras el mundo se moderniza y digitaliza a gran velocidad, muchas personas, sobre todo las de edad avanzada, se sienten abandonadas por la parte cada vez mayor de la sociedad que se mueve en línea. Sin embargo, en España, un país con unos 10 millones de jubilados, un médico jubilado se ha encargado de devolver el contacto humano al sector bancario.

Gustav Fauskanger Pedersen, 04 de abril de 2022

En las dos últimas décadas, el mundo se ha digitalizado rápidamente, con un número cada vez mayor de sectores de la sociedad que se conectan parcial o totalmente a Internet. La pandemia de COVID-19 aceleró este desarrollo, ya que una mayor digitalización era la única manera de que las empresas, los servicios y las personas funcionaran, cumpliendo además con las normas, reglamentos y restricciones.

Según una encuesta mundial de McKinsey, la pandemia hizo que las empresas completaran en meses procesos de modernización y digitalización que normalmente llevarían años. Las medidas de cuarentena obligaron a establecer oficinas en casa para un gran porcentaje de la mano de obra en gran parte del mundo industrializado. Las clases, las reuniones, las conferencias e incluso las consultas médicas se vieron forzadas en gran medida a través de Internet, mientras la gente se esforzaba por hacer su parte para intentar detener la pandemia.

Carlos San Juan

Sin embargo, la digitalización no se limita a los empleados que se trasladan a sus oficinas en casa y a los estudiantes que cursan un semestre de intercambio en la «Universidad Zoom». Casi todo está cada vez más digitalizado: los servicios sociales, las compras, los servicios de atención al cliente, el contacto con los servicios sanitarios y las operaciones bancarias se realizan en gran medida en línea. Tener acceso a Internet, y saber utilizarlo, se ha convertido más en una necesidad que en una herramienta. Sin embargo, con este desarrollo, una parte importante de la sociedad se queda atrás en una sociedad que se digitaliza rápidamente.

Un médico español jubilado de 78 años, Carlos San Juan de Laorden, pertenece a este grupo de personas que se siente excluido por el mundo que se moderniza. Para protestar contra esta tendencia, y en un intento de reclamar parte de la dignidad que se percibe perdida con la transformación digital, San Juan de Laorden se encargó de plantar cara a la digitalización del sector bancario.

Sintiéndose dejado de lado por máquinas que no entendía y humillado por los empleados del banco que le trataban como un idiota por no entender la banca online, San Juan de Laorden organizó una petición bajo el lema «Soy Mayor, No Idiota».

La iniciativa tocó claramente la fibra de la gente en España, ya que San Juan de Laorden pudo entregar a los funcionarios del gobierno una petición firmada por casi 650.000 personas. Su petición decía que le entristecía el hecho de que los bancos parecieran olvidarse de la gente como él cuando gradualmente se trasladaron a Internet y cerraron las sucursales donde antes era posible la interacción cara a cara con los empleados del banco.

En su petición en change.org, San Juan de Laorden señalaba que los bancos siguen cerrando sucursales, que algunos cajeros automáticos son complicados de usar, que otros se estropean y que nadie resuelve tus problemas. Además, hay trámites que sólo se pueden hacer por internet, y en los pocos lugares donde quedan servicios presenciales, los horarios son limitados. San Juan de Laorden explica que cuando un cliente intenta pedir una cita por teléfono, nadie le coge, y acaba siendo redirigido a una app que no sabe utilizar, o le envían a una sucursal lejana a la que no tiene posibilidades para viajar.

Carlos San Juan

Tras recibir una amplia cobertura mediática, y con las citadas 650.000 firmas, Carlos San Juan de Laorden viajó desde su casa en Valencia a Madrid, donde entregó la petición a la secretaria de Estado de Hacienda del Ministerio de Economía. San Juan de Laorden también fue recibido por la ministra de Economía y Transformación Digital, Nadia Calviño, que se comprometió a poner en marcha medidas para solucionar el problema. Además, el Banco Central de España hizo un llamamiento público a los bancos del país para que atiendan las necesidades de los mayores.

Aunque Carlos San Juan de Laorden fue testigo de la firma de protocolos y escuchó las promesas que se hicieron, no se ha implementado ninguna legislación jurídicamente vinculante, y el médico jubilado afirmó que, aunque no duda de las intenciones de quienes hicieron promesas y firmaron protocolos, le preocupa si habrá algún resultado.

No obstante, a finales de marzo se someterá a audiencia pública un proyecto de ley para garantizar los derechos de los clientes financieros en el sector bancario. Por lo tanto, la iniciativa de San Juan de Laorden tiene una posibilidad muy real de ser respaldada por la legislación, así como por una gran parte del público.

Queda por ver si los esfuerzos de San Juan de Laorden tendrán éxito al final. Sin embargo, el “mayor pero no tonto” valenciano ha puesto de manifiesto una situación muy real, a saber, que la digitalización, a pesar de sus muchos beneficios, podría llegar a ser a costa de los contactos humanos reales.

Imagen superior: España Brecha Digital; Carlos San Juan, de 78 años, un jubilado español, posa a su llegada al Ministerio de Economía con una caja que contiene firmas en Madrid, España, el martes 8 de febrero de 2022. Carlos San Juan, que está haciendo campaña para mantener los servicios de atención al cliente en persona en las sucursales bancarias, ha entregado a los funcionarios españoles una petición con más de 610.000 firmas en la que afirma sentirse «excluido» por el cambio a la banca online. En la página web de su petición se queja de que «hoy en día casi todo se hace por internet y no entendemos esas máquinas». Su lema en change.org es «SoyMayorNOidiota». En la tarjeta se lee ‘ Atención, más humanos trabajando en los bancos’.  © AP Photo/Paul White
Aviso sobre Cookies en WordPress por Real Cookie Banner